lunes, 29 de diciembre de 2008

Muerte en la carretera

Más de cincuenta muertos se han cobrado ya las carreteras. Y aún no ha mediado la Navidad. Ni ha llegado la noche horrenda en la que tantos parecen querer despedir un año y recibir otro luciendo todas las galas de su ruidosa vulgaridad y su estulticia. ¿Qué cifras tendremos el siete de enero? ¿Qué siniestro regalo de vidas truncadas, familias deshechas, amores y amistades rotas nos dejarán este año los Reyes Malos de la velocidad y los coches? ¿Cuántas soledades no empezarán estos días? ¿Cuántas miradas de amor no tendrán como objeto más que las fotografías?
Mueren los fumadores, víctimas de su placer. Mueren los bebedores y los drogadictos, victimas de su insatisfacción. Mueren los enfermos, víctimas de males contra los que miles de científicos y médicos luchan a diario. Pero, ¿de qué es víctima el que muere en la carretera? ¿Del placer de la velocidad? ¿De la sensación de poder que da conducir una máquina poderosa y bella? ¿Del mal estado o trazado de las carreteras, o de fallos mecánicos? Estos serían los menos. Tengo para mí que la mayoría muere a causa de la despreocupación y del azar. Serían síntomas que harían de esta muerte la más representativa de un estado de cosas en el que hace ya muchos años vivimos.
Sobre el azar poco hay que decir. Solo que la carretera le da más posibilidades de jugar con nosotros de las que ha tenido nunca: dos máquinas buscando una circunstancia en la que su encuentro sea mortal para quienes van en ellas. Algo fatídico, en la que cuentan décimas de segundo. En cuanto a la despreocupación, creo que tiene que ver con un relativismo extremo, resuelto en un nihilismo de masas que quita todo valor a todo; con el mercado y el consumo como leyes universales, impuestas con más rigor de lo que ningún credo religioso o político lo fue jamás; con la transmutación de valores que se opera en el universo de la publicidad, según el cual solo se puede ser consumiendo, porque sólo se es lo que se tiene; con un sentido enfermo y compulsivo del viaje, que ha desaparecido como tal -ir placentera y tranquilamente de un lugar a otro- para convertirse en apurada llegada a una meta; con la confusión entre lo importante y lo urgente; con una aceleración y una prisa –las más de las veces injustificadas- que apremian como demonios interiores.
¿Cómo podrían evitarse estas muertes? No solo con la mejora de las carreteras o la revisión de los coches –lo que, desde luego, rebajaría mucho su número-, sino sobretodo con esa forma de autoestima y de amor a los otros que, en los conductores, se llama prudencia. El problema es que, si lo primero se logra con una buena gestión de los recursos públicos y la debida atención a nuestros coches, lo segundo es más difícil. Porque se conduce como se vive, se vive como se es o como nos obligan a ser; y cambiar el ser –o las condiciones que lo determinan- es más difícil que cambiar el firme de una carretera o el aceite de un coche. Es una cuestión, sobre todo, de valores.

sábado, 27 de diciembre de 2008

One more night

I've been trying ooh so long to let you know, let you know how I feel. And if I stumble, if I fall, just help me back, so I can make you see... Please give me just one more night, oh one more night cos I can't wait forever... I've been sitting here so long wasting time, just staring at the phone; and I was wondering should I call you, then I thought maybe you're not alone...
And I know it's only words. But if you change your mind, you know that I'll be here, and maybe we both can learn^^


domingo, 7 de diciembre de 2008

Time passes by

Hoy he despertado con una ilusión. Para mi la vida es una mezcla de ilusión y de risa, de dolor y de pena. Hoy me ha saludado, pero otras muchas veces no lo hace. El tiempo forma parte de ella; estos meses de atrás me hubiese gustado expresarle con palabras lo que sentía, pero lo buscaba y no lo encontraba… Por favor, ¡no dejemos que nos domine! Siempre resulta agradable echar la vista atrás y recordar, por un instante, el camino recorrido. A veces hay que contar hasta cien y volver a empezar, a veces la vida quita y también a veces da; y esta vez nos has dado. Tiempo, cuando tienes tiempo, hay que aprovecharlo, puede dar mucho de si, aunque a veces tengas la impresión de que no hay quien lo pare.
Sin saber porqué, cuando el día va llegando a su final me despierta la nostalgia de pensar si las cosas que se han ido vuelan con él; no sé... Por ahora, aprovechemos los días que nos quedan por delante, pues seguramente, sirvan para coger fuerzas, para desconectar de la rutina, o incluso, para ponerse al día con ciertas asignaturas que se nos ponen por montera.
¿Por qué se me pasa el tiempo tan rápido? Podemos caminar hasta la esquina y volver, o subir al piso de arriba y bajar. ¿Por qué no podemos, entonces, viajar al pasado o al futuro y regresar?
Sea lo que sea, sólo quiero caminar con él hacia adelante :)

miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿Otra partida?

No tengo nada más que malgastar, voy a esperar...

domingo, 23 de noviembre de 2008

Otro despertar

Domingo por la mañana. Suena el despertador. Con gran convencimiento me asomo a la ventana. Ropa cómoda y adecuada y a cargar con la mochila.
Aquello es un lugar totalmente diferente a lo que últimamente me estoy acostumbrando. Avanzando a buen ritmo, sentía cómo la carretera sinuosa recogía la ternura de una tierra cambiante en su verde, su vegetación dispersa, abetos y pinares entre montes. Me gusta el campo, el espacio, el monte, la presencia de lo rural. Allí respiro alivio, frescura, silencio, cuidado… incluso, las voces lejanas de los cazadores, han conseguido transmitirme cierta energía. Por si fuera poco, el buen tiempo hacía a la pequeña senda todavía más chula, si cabe. Sin darme cuenta, ya estaba casi arriba. Una pequeña parada para comer algo y finalmente, ya sólo quedaba el suave descenso de vuelta.

Muchas veces pasamos por nuestra ciudad sin pensar en hacer turismo. Las prisas, las preocupaciones o simplemente el sentir como natural y cotidiano todo lo que nos rodea, hace que no fijemos nuestra atención en tantas cosas bellas como nos rodean.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Una ligera impresión

La impresión aquella de no pertenecernos ya puede ser que así también la sientas tú. Dudas tú, tal vez como yo también, por qué camino seguir… La impresión que tengo es que insistiré en lo que ha sido y es. Porque se que junto a ti he conocido días que fueron los mejores y el silencio puede hacer que surjan los rencores.
Mas tú eres como yo, y ahora es como que nada fue. No se la decisión que tomaré: la que tú no crees, la que yo querré, en la que insistiré, en lo que ha sido y es. Y es que, el silencio puede que nos impulse a más errores, a nuevas metas, a nuevas metas ya sin ti.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Semana decisiva

Dicen de mi que, si por algo me caracterizo, es por lo responsable que puedo llegar a ser, lo cual me hace sentir bastante viva. Pero quizás ésta no sea la palabra, siendo así no tendrían porqué surgir problemas. Presión, ésta sí. A día de hoy, una gran cantidad de cosas no depende de nadie más que de mi, de lo que haga, de cómo aproveche el tiempo... Pero se agota, mi tiempo pasó. Si vale la pena o no, qué se yo! A veces pienso porqué un simple número puede llegar a ser algo tan determinante; existen otras muchas formas de valorar las cosas, ¿no crees? Me dices que nada está perdido, ¿qué sabes tú? Ni transparente como imaginas, qué puedes tú saber...

sábado, 1 de noviembre de 2008

Abre los ojos

- ¿No sabes que no existen las coincidencias ni nada por el estilo? -preguntó-. Todo lo que sucede, por insignificante que sea, forma parte del fluir universal.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Aprendiz

Todos en esta vida tenemos un aprendiz...

martes, 28 de octubre de 2008

Los amigos de Petrarca

Cuéntase que Petrarca (celebérrimo poeta italiano del siglo XIV) tenía tal afición a los libros que, ensimismado en su lectura, solía olvidarse de los más elementales deberes que la amistad y la cortesía imponen.
Y como en cierta ocasión sus amigos le advirtieran que, de seguir por tal camino se iba a quedar sin amistades, él le contestó serenamente:
“Aunque viva alejado del mundo, siempre tendré amigos cuyo trato es muy amable: amigos de todos los tiempos y países que me ilustran en las artes de la guerra, en los negocios públicos y en las ciencias. Con ellos no tengo que incomodarme para nada y están siempre a mi disposición, pues los mando venir y los despido cuando me place.
Lejos de importunarme, responden a mis preguntas. Unos me cuentan los sucesos de siglos pasados; otros me revelan los secretos de la naturaleza; éste me enseña a morir bien; aquel me distrae con la ayuda de su ingenio o calma mis enojos con su buen humor y jovialidad. Hay algunos que endurecen mi alma contra los sufrimientos; hay otros que me llevan por las sendas de flores, halagado por risueñas esperanzas.
En cambio de tantos favores, no piden más que un modesto cuarto, donde se hallen al abrigo del polvo. Cuando salgo de casa me hago acompañar por alguno de ellos por las sendas que recorro, pues la tranquilidad de los campos les gusta más que el bullicio de las ciudades…”
- ¿Y quiénes son esos amigos?
- Esos amigos, que tan bien me sirven y tan poco me exigen, son los libros de mi biblioteca.

Los buenos libros son un tesoro. “Procurad su compañía y aprended a gustar de sus delicias”

viernes, 24 de octubre de 2008

Un estímulo, no una rémora

Querida amiga: no sé por qué has elegido estos estudios. No sé si de verdad te interesa ser maestra o te ha arrastrado hasta aquí el viento del azar, la presión familiar, la corriente de la necesidad o, sencillamente, tu condición de mujer. Se ha dicho tantas veces que la enseñanza es una profesión de mujeres que muchas personas hasta se lo han creído. ¿Has sido tú una de ellas? ¿Lo han sido tus padres que, a la postre, han dicho: “la niña, a maestra”? Lo cierto es que estás matriculada en la carrera que conduce a una escuela, a un aula, a unos niños y a unas niñas que pronto (más pronto de lo que piensas, más tarde de lo que deseas) estarán en tus manos.
Cada vez me inquieta más la naturaleza compleja de esta profesión. La más importante, quizás. La más delicada de cuantas existen. La maestra trabaja con “materiales” de altísima delicadeza. Las concepciones, los sentimientos, las ilusiones, los valores, las expectativas, las ideas, las esperanzas de los niños y niñas. Otros profesionales trabajan con materiales más dóciles, menos complejos. Un arquitecto sabe que sus ladrillos obedecen leyes. Los niños y las niñas, no. Y menos en un grupo.
Dice Rubem Alves que “enseñar es un ejercicio de inmortalidad. De alguna forma estamos viviendo en aquellos cuyos ojos aprendieron a ver el mundo a través de la magia de nuestra palabra. Así, el profesor no muere nunca…” tu futura tarea tiene más obra moral que de ejercicio técnico. La cultura neoliberal, en la que la escuela se encuentra inmersa, no es muy propicia para llevar a cabo una tarea tan revolucionaria como la educación. La cultura neoliberal nos habla de individualismo, competitividad, de privatizaciones, de obsesión por la eficacia, de capitalismo, de impero por el mercado, de la primacía de las apariencias y de la imagen… Nosotros hablamos de solidaridad, de compasión, de esperanza, de igualdad, de libertad, de dignidad… Por eso la escuela ha de ser una institución contrahegemónica. No es fácil avanzar contra la corriente. Pero, ya te advierto: sólo a los peces muertos les arrastra la corriente.
No soy tan ingenuo como para pensar que toda la sociedad cambiará por la educación que se imparte en las escuelas. Pero también pienso que la lenta revolución de las conciencias y de las actitudes y de las estructuras se producirán a través de la educación. Por eso creo que a esta profesión deberían acudir las personas más responsables, las más inteligentes, las más comprometidas con la sociedad.
Sé que muchas de las cosas de las que nosotros hacemos en la Facultad te resultarán decepcionantes. Son contradictorias, no tienen que ver con nuestras explicaciones teóricas. Quizás lo más negativo sean nuestras formas de actuar, nuestra manera de ser.
La obsolescencia de los contenidos, la masificación en las aulas, la rutina de los métodos, la falta de imaginación y de creatividad en la organización, la descoordinación del currículo, la mala simbiosis entre teoría y práctica, el escaso dinamismo de la experiencia, la falta de innovaciones rigurosas, no resultan un buen camino para llegar lejos. Una formación rutinaria, masificada y excesivamente teórica resulta poco estimulante para llegar al ejercicio profesional. La esperanza, pues, no está en nosotros. Está en ti.
Me gustaría que tú fueses para nosotros un estímulo, no una rémora. Un aliciente, no un obstáculo. Una exigencia, no una invitación a la mediocridad y a la rutina. Para que así sea, necesitamos que quieras aprender más que aprobar, que te comprometas con la mejora de la formación, que participes en el gobierno, que nos exijas que entreguemos lo mejor de nosotros mismos, que nos ayudes a pensar, a convivir y a cumplir con las exigencias de una tarea tan comprometida.
Algunos maestros me dicen que llegan a las aulas jóvenes sin mucha capacidad de compromiso y de transformación. Sin muchas ganas de pelea. ¿Qué sucede? ¿Estamos poniendo el énfasis en la transmisión de conocimientos y no en el cultivo de personalidades críticas, creativas, inquietas y generosas? Ayúdanos tú a pensar. Y exígenos.
La absorción de los noveles por parte de la cultura escolar es un fenómeno inquietante. Yo espero y deseo que de nuestras aulas universitarias lleguen a las escuelas maestras jóvenes con ilusión por mejorar lo que se encuentran, que tengan un dinamismo y un coraje que no sea detenido por las primeras dificultades, que sepan luchar contra las trampas de la cultura neoliberal que nos invade. En definitiva: que sean auténticas maestras.
Querida amiga, que tu escuela, cuando pronto llegues a ella, pueda ser mejor porque tú eres la nueva maestra. Con tu esfuerzo por la formación, ya estás empezando a conseguirlo. Ánimo.

Miguel Ángel Santos Guerra

viernes, 17 de octubre de 2008

El secreto de la perpetua juventud

Pensar, jugar, leer, viajar, reir, dar, trabajar,… Experiencias, hechos, cosas, pensamientos,...
Tu vida puede ser lo que tú quieras.
No te pongas límites.
Déjate llevar :)